Severo Ochoa nació en Luarca (Asturias) el 24 de septiembre de 1905. Sus padres fueron el abogado Don Severo Manuel Ochoa y Doña Carmen de Albornoz. Tras la muerte de su padre cuando Ochoa tenía 7 años, su madre y él se trasladaron a vivir a Málaga, donde Severo realizó sus estudios de elementaria y bachillerato.
Pronto desarrolló interés por la biología, y se centró en el estudio del metabolismo energético, con especial atención a las moléculas fosforiladas.
Carrera investigadora
Negrín propuso a Ochoa y otro estudiante, José Valdecasas, trabajar en un método para aislar la creatina presente en la orina. Los dos estudiantes lograron su objetivo y también desarrollaron un método para medir pequeñas cantidades de creatinina muscular. Ochoa pasó el verano de 1927 en Glasgow, trabajando con el doctor Noel Paton en el metabolismo de la creatinina y mejorando su nivel de inglés. Durante este periodo mejoró el citado método y al regresar a España escribió junto a Valdecasas un artículo científico describiendo su trabajo en el Journal of Biological Chemistry, que fue rápidamente aceptado, iniciando de esa manera su carrera en investigación en bioquímica.Ochoa terminó su licenciatura en medicina en verano de 1928, y decidió seguir dedicándose a la investigación. Gracias a su publicación acerca de la creatinina, en 1929 consiguió una invitación para unirse al laboratorio de Otto Meyerhof en el instituto de biología Kaiser Wilhelm (hoy Instituto Max Planck) en Berlín. En aquella época el instituto era una importante cuna de la bioquímica, por lo que Ochoa tuvo la oportunidad de conocer y trabajar con científicos como Otto Heinrich Warburg, Carl Neuberg, Einar Lundsgaard, y Fritz Lipmann, además del propio Meyerhof, que había recibido el premio Nobel de Medicina en 1922.
En 1930, Ochoa regresa a Madrid a terminar su tesis doctoral, que defiende ese mismo año. En 1931 se casó con Carmen García Cobián, y es nombrado profesor ayudante de Juan Negrín, su principal apoyo ante la Junta de Ampliación de Estudios para que completara su formación postdotoral. Viajó al London National Institute for Medical Research, donde trabajó con Sir Henry Dale en el estudio de la vitamina B1, de la enzima glioxalasa. Estos estudios fueron el comienzo del importante interés en el estudio de la enzimas que Ochoa tuvo a lo largo de su vida, y supuso una revolución en el estudio del metabolismo intermediario.
Investigación en el exilio
En septiembre de 1936 viajaron a Alemania, luego al Reino Unido y finalmente, en 1940 pasó a afincarse en los Estados Unidos. En 1941 consigue trabajo en la Universidad Washington de San Luis y en 1945 en la Universidad de Nueva York. Ochoa se dedicó a realizar investigaciones sobre farmacología y bioquímica que le valieron la medalla Bewberg en 1951.En 1954, prosiguiendo con sus trabajos sobre la fosforilación oxidativa, descubrió una enzima, la polinucleótido fosforilasa, capaz de sintetizar ARN in vitro a partir de ribonucleosidodifosfatos.
En 1955 Ochoa publicó en Journal of the American Chemical Society con la bioquímica francorrusa Marianne Grunberg-Manago, el aislamiento de una enzima del colibacilo que cataliza la síntesis de ARN, el intermediario entre el ADN y las proteínas. Los descubridores llamaron «polinucleótido-fosforilasa» a la enzima, conocida luego como PNPasa, tratándose de una polirribonucleótido nucleotidil-transferasa. El descubrimiento de la polinucleótido fosforilasa dio lugar a la preparación de polinucleótidos sintéticos de distinta composición de bases con los que el grupo de Severo Ochoa, en paralelo con el grupo de Marshall Nirenberg, llegaron al desciframiento de la clave genética.
En 1956, el norteamericano Arthur Kornberg, discípulo de Ochoa, demostró que el ADN se sintetiza igualmente mediante su polimerasa. Ambos compartieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1959 por sus respectivos hallazgos. Severo Ochoa desempeñó un papel importante en la creación de la Sociedad Española de Bioquímica en 1963, hoy Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular y participó posteriormente asidua y activamente en los Congresos de la Sociedad.
El matrimonio Ochoa se nacionalizó estadounidense en 1956, conservando la doble nacionalidad española y estadounidense durante toda su vida.
A partir de 1964 Severo Ochoa se adentró, por una parte, en los mecanismos de replicación de los virus que tienen ARN como material genético, describiendo las etapas fundamentales del proceso, y, por otra parte, en los mecanismos de síntesis de proteínas, con especial atención al proceso de iniciación, tanto en organismos procarióticos como en eucarióticos, siendo pionero en el descubrimiento de los factores de iniciación de la traducción. España quiso recuperar su magisterio, y al efecto en 1971 se creaba para él en Madrid el Centro de Biología Molecular. En 1974 se trasladó como Investigador Distinguido al Instituto Roche de Biología Molecular en Nueva Jersey. Se jubiló en la Universidad de Nueva York en 1975.
En 1967 es nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo
Sus últimos años
Desde 1977 compartía sus actividades en el Instituto Roche de Biología Molecular en Nueva Jersey con sus frecuentes estancias en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa en Madrid, Centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad Autónoma de Madrid, cuya creación había promovido.En 1985 volvió definitivamente a España a trabajar en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, del que era Director Honorario. En 1987 ingresó en la Real Academia Nacional de Medicina de España, y fue nombrado presidente de la Fundación Jiménez Díaz. Publicó su último trabajo científico en 1986, con 81 años.
Murió el 2 de noviembre de 1993 y fue enterrado en el cementerio de Luarca, su pueblo natal, junto a su esposa Carmen. En su testamento creó la Fundación Carmen y Severo Ochoa, de cuyo patronato forman parte algunos de sus discípulos españoles, al objeto de que se perpetuara la memoria de su nombre unido siempre al de su mujer, en reconocimiento al soporte familiar que le habría de acompañar en toda su trayectoria, resultando decisivo —según su propia confesión— para el desarrollo de su vocación científica.
Investigación
Su investigación fue polifacética, hizo numerosas e importantes contribuciones en distintos campos de la Bioquímica y la Biología Molecular. La aportación científica de Severo Ochoa se ha realizado esencialmente a tres niveles.- En primer lugar mediante trabajos de enzimología metabólica con el descubrimiento de dos enzimas, la citrato-sintetasa y la piruvato-deshidrogenasa, que permitieron concluir el conocimiento efectivo del ciclo de Krebs, y que representa un proceso biológico fundamental en el metabolismo de los seres vivos.
- En segundo lugar Severo Ochoa realiza una serie de trabajos que conducen finalmente a la síntesis del ácido ribonucleico, ARN, tras el descubrimiento de la enzima polinucleótido-fosforilasa. Este hallazgo le valió, junto a su discípulo Arthur Kornberg, el premio Nobel de Medicina de 1959.
- En tercer lugar la aportación científica de Severo Ochoa se materializa en una serie de trabajos en los que se desarrollan las ideas y los hallazgos anteriores y que se relacionan con el desciframiento del código genético, la biosíntesis intracelular de las proteínas y los aspectos fundamentales de la biología de los virus.
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